Marcelo Riera es médico especializado en medicina general y familiar, y también formado en enfermedades parasitarias, zoonóticas y metabólicas. Además, se desempeña como docente de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de San Luis. En esta entrevista exclusiva, Riera explica las consecuencias en la salud de las personas expuestas a los malos olores adjudicados al feedlot “La Nelly”, ubicado en Donovan.
-¿Cuáles son las consecuencias para las personas que se exponen a los olores nauseabundos percibidos en distintas localidades del Gran San Luis?
Debemos centrarnos en la revisión de la Organización Mundial de la Salud sobre los malos olores, no sólo provenientes de feedlots, sino también de aguas estancadas o piletas de efluentes cloacales. Con respecto a esto, la OMS describe síntomas inespecíficos, pero no describe enfermedades propias vinculadas. Con ‘síntomas’ me refiero desde un estado de mal humor de la persona, hasta un dolor de cabeza, debido a la saturación del sistema olfativo. También puede aparecer sintomatología irritativa sobre la vía aérea, como estornudos o rinorrea, que es la mucosidad acuosa que se elimina por las fosas nasales anteriores. Esto puede ocurrir en el período inmediato o con exposiciones repetitivas a largo plazo.
-¿Se pueden agravar los síntomas de personas expuestas al mal olor con enfermedades de base?
Sí, en los pacientes que puedan tener alguna afección vinculada con la alergia, principalmente la rinitis alérgica. La vasomotora estacional, en esta época de brote, el mal olor puede disparar mayor sintomatología, por ejemplo, se puede incrementar la rinorrea. En personas asmáticas no hay posibilidad de que se dispare una crisis o que empeore la patología, por lo menos eso no está descrito en la literatura médica.
-¿Cree que en San Luis hay falta de regulación en cuanto a la contaminación odorífera?
Sí, como pasa en la mayoría de las jurisdicciones de la Argentina. Hay regulaciones a nivel nacional, pero el control no es el adecuado, ya que también se controla el sistema productivo, que es necesario para una población. Sin embargo, también se debe tener un escenario de convivencia amigable entre los humanos y el sistema de producción.
-¿Qué recomendaciones le daría a las personas que están expuestas a los malos olores?
El estiércol, bajo las acciones enzimáticas de microorganismos del suelo, genera amoníaco y ese es el olor que sentimos.
Si se percibe el mal olor, el viento es un facilitador, porque el olor llega a una distancia más larga y arrastra la polución. Si el viento corriera en otra dirección, podría llevarlo a otro lugar que tuviese menos población, pero llega a las ciudades. Los que pertenecemos al ámbito de la salud instamos a ventilar nuestros hogares, aunque eso también permite que ingrese el aire con mal olor. Entonces, recomiendo usar purificadores hechos a base de ozono, que disminuyen el gradiente de contaminación y de los microorganismos superficiales, para que el aire que respiramos sea más saludable.
Fuente de imagen: Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia, Universidad Nacional de San Luis.