Alex Simioli es analista químico y ejerce el cargo de jefe de Monitoreo, Control y Fiscalización Ambiental en la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia de San Luis. Simioli dió detalles al equipo de Investigación en Curso sobre cómo actuó la Secretaría respecto al feedlot señalado como el responsable de la emanación de olores nauseabundos en San Luis.
Esta entrevista fue realizada el día 24 de octubre de 2024.
-Los olores nauseabundos, atribuidos al feedlot ‘La Nelly’, que se perciben en localidades del Gran San Luis han generado malestar en los vecinos. ¿Han podido determinar la causa de este problema?
Revisamos estudios de otras provincias que están más avanzadas en el engorde a corral, por la cantidad de emprendimientos, como la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, y en base al estudio de consultoras que han trabajado sobre estos emprendimientos, determinamos que los factores por los cuales se perciben esos olores son provenientes de compuestos que liberan los animales como un residuo por la fermentación en su alimentación.
Estos compuestos son las aminas, monometilamina y dimetilamina, también tenemos un tercero que es el amoníaco, cuyo olor es el que más se percibe. Por ejemplo, cuando sentimos olor a huevo podrido, es el amoníaco en fase vaporosa. También hay otro compuesto que es el sulfuro de hidrógeno.
–¿Qué condiciones provocan que estos compuestos emitan olor?
Cuando se dan temperaturas superiores a los 15°C o 20°C, los compuestos pasan de estar de fase líquida a vaporosa. A partir de la injerencia del viento, esa masa de aire que está presente en la cantidad de corrales se dirije hacia las ciudades.
En Juana Koslay se percibe porque el cerro contiene la masa de aire que viene de ‘La Nelly’ y se establece porque no tiene posibilidad de diluirse. Entonces queda contenido en el cerro, y cuando cambian los vientos, esa masa de aire contenida se va esparciendo por distintos puntos de la Ciudad.
-¿Esta hipótesis ya ha sido probada o aún se encuentra en fase de estudio?
Aún no tenemos un estudio cierto que nos diga estos compuestos están presentes en este lugar y a tal concentración. San Luis nunca ha tenido una legislación para regular la calidad del aire, es decir, no podemos determinar qué compuestos pueden estar presentes y en qué concentración.
Hay grupos de investigación de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) que realizan análisis de calidad de aire, pero no tienen los equipos para poder determinar qué compuestos hay. Sí pueden identificar los gases de efecto invernadero, como el metano y el dióxido de carbono, pero no los compuestos que mencioné.
-Sabemos que en el departamento hay otros seis feedlots, habilitados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), ¿han hecho estudios en esos también?
No. Hay un feedlot que se llama “El Juncal”, que está a diez kilómetros de Donovan, y tiene alrededor de 200 animales, según nuestras inspecciones. En la Ruta 7 hay otro feedlot, pero también tiene una cantidad de animales mucho menor, deben ser menos de 200 o 150.
A estos no los consideramos focos de emisión debido a las distancias y a la cantidad de animales. No creemos que los residuos puedan generar una masa de aire que llegue a la Ciudad.

Alex Simioli, jefe de Monitoreo, Control y Fiscalización Ambiental de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, realizando inspecciones en el feedlot ‘La Nelly’. Fuente: Agencia de Noticias San Luis
-¿Han inspeccionado las piletas de oxidación de Juana Koslay cercanas a ‘La Nelly’?
En las piletas de oxidación hicimos una inspección, y la pileta en la que mayor emisión de olor hay es en la primera, en la que entra el efluente con cierta cantidad de sólido. Sin embargo, no es el olor característico de un feedlot.
Álex Simioli, jefe de Monitoreo, Control y Fiscalización Ambiental de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de San Luis. Fuente: Agencia de Noticias San Luis
– ¿‘La Nelly’ cuenta con alguna habilitación?
‘La Nelly’ no está habilitado por el Control Sanitario y Fiscal (COSAFI), ni por SENASA. Por eso llegamos a una conclusión con SENASA de dar 30 días para que la empresa propietaria pueda presentar un estudio de impacto ambiental.
Para que COSAFI y SENASA puedan habilitar este feedlot, tiene que haber un estudio de impacto ambiental que implica determinar los posibles daños en el suelo, el agua y el aire. Ahora estamos ultimando un plan de mitigación y ya tomamos tres muestras de suelo, dos de las zonas de los corrales, y otra muestra de suelo virgen, y así poder determinar qué compuestos contiene el suelo que no es afectado por los residuos de los animales, y cómo varía en los corrales.
-¿La Secretaría de Ambiente exigió auditorías ambientales a la empresa?
La última auditoría que había presentado la empresa es de 2021. Una vez que se termina de analizar la auditoría, se requiere el cumplimiento de los aspectos que se observan. Lo que pasó en años anteriores es que se requerían puntos y la empresa no cumplía. El tiempo pasó y nunca se llegó a una declaración de impacto ambiental.
La empresa nunca llegó a tener el Certificado de Aptitud Ambiental, que es el que emite la Secretaría cuando se aprueba la auditoría.
Nosotros ingresamos en esta gestión gubernamental a fines del 2023 y ‘La Nelly’ no tenía Certificado de Aptitud Ambiental. A partir del comienzo de la gestión, se acercaron vecinos de Juana Koslay a contarnos que ya venían realizando denuncias años atrás y no habían tenido respuestas. Hace un mes, la empresa volvió a presentar una nueva auditoría y respondimos con más de 10 observaciones, y recién ahora nos están contestando esos puntos.
–En caso de incumplimiento de las observaciones, ¿la Secretaría emite una sanción?
Sí, cuando nosotros observamos que no hay cumplimiento y no hay predisposición para cumplir las normativas vigentes, se realiza un apercibimiento, que es como una alerta que se le entrega al responsable legal de la empresa y establecemos tiempos para cumplir. Si se mantiene ese incumplimiento, ya pasamos a un dictamen legal sobre una multa económica o una clausura.
-¿No han llegado a esa instancia con ‘La Nelly’?
Lo que establecimos desde que comenzamos la gestión es, en primer lugar, concientizar y conocer el territorio, para no empezar con clausuras y multas. Tenemos en cuenta la situación económica del país y el hecho de que, hoy en día, una clausura implica un cierre de fuentes laborales.
Si nosotros empezamos a clausurar todas las empresas que no presentan su certificado de aptitud ambiental, estaríamos hablando de un cierre de casi 500 fuentes laborales y son muchas familias que no van a tener recursos para la vida cotidiana.
–¿Qué hallaron en las inspecciones que realizaron en ‘La Nelly’?
En las primeras inspecciones encontramos mucha falta de gestión de residuos. Además, los residuos patológicos, como las jeringas con las que vacunan a los animales, estaban mezclados con los plásticos. Entonces, trabajamos en conjunto con la gestora ambiental que tiene la empresa, y este problema se solucionó. Es decir, cada residuo está separado de acuerdo a la tipificación de la normativa.
Encontramos que no había una pileta de efluentes, sino un pozo hecho con una máquina. Cuando llovía, el agua iba a parar a ese pozo. No sabíamos la calidad de esa agua, porque cuando llovía mucho se desbordaba y llegaba hacia los campos. Entonces, necesitábamos analizar ese suelo para ver si ese efluente había impactado.
-¿La empresa modificó el sistema de efluentes?
Sí, hicieron una pileta de hormigón y ahora tienen que terminar de canalizar esa pileta para que toda el agua de los corrales se canalice allí. Eso también es parte de nuestro plan de mitigación.
-Entonces, ¿otorgarían una prórroga a la empresa para que controle la situación?
Eso depende de la concentración de los compuestos, si es demasiado alta, y no se puede remediar, no daríamos prórroga. En ese caso, veremos cómo seguimos, si ponemos una multa, exigimos un cierre provisorio, una reducción de animales o una clausura total hasta que se remedie esta situación.