En el Gran San Luis, los vientos han dejado de ser sinónimos de frescura, dado que hay una molestia que aqueja al olfato de muchos habitantes. Con acusaciones cruzadas, intimaciones y medidas indefinidas se pretendió dar solución a una problemática que parece no tener fin.
Investigación realizada por Mari López, Gwynnie Maiale Lopez, Isabella Mendoza y Lucía Russo
Aunque efímeros e invisibles, los olores nauseabundos que se perciben desde fines del 2023 han provocado malestar en los vecinos de San Luis, Juana Koslay, Potrero de los Funes y La Punta. Algunos de ellos decidieron elevar sus reclamos a las autoridades municipales y provinciales, mientras que a otros se los puede escuchar mencionando esta molestia en conversaciones casuales. Las quejas se han hecho oír reiteradas veces y de muchas maneras, pero las respuestas son pocas.
Por una parte, una empresa ganadera mendocina ha sido objeto de acusaciones desde enero del 2024 con su feedlot ubicado en cercanías de Donovan. A modo de respuesta, parte de los empleados sostiene que los olores desagradables provienen de las piletas de oxidación colindantes al municipio de Juana Koslay y no de su establecimiento, en donde se realizan actividades de explotación bovina.
Sobre esto, una especialista afirma que las piletas no podrían ser focos de emisión de olores debido a su correcta ubicación respecto a la dirección de los vientos. El problema tiene múltiples aristas, una de ellas es el lugar en el que se encuentra el establecimiento de la empresa, puesto que las corrientes de aire del sureste arrastran el hedor y la cercanía con el casco urbano agrava la situación.
Los vecinos no fueron los únicos en señalar a la empresa sino que el Gobierno de la provincia también se encargó de mantener esta acusación en comunicados de prensa, en noticias oficiales y en diálogos directos con la comunidad.
Olfatos que padecen, vecinos que denuncian
La primera denuncia fue presentada el 16 de enero de 2024 por un grupo de vecinos de Juana Koslay, quienes expresaron a través de una nota: “venimos padeciendo contaminación ambiental odorífera, que además de ocasionar una molestia permanente, podría acarrear irritaciones de garganta y otros efectos en la salud”. Según los firmantes, este fenómeno sucede habitualmente al atardecer, en condiciones de viento este y sudeste.

Nota presentada el día 16 de enero de 2024 por vecinos de Juana Koslay a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
El reclamo no fue recibido por la presidente del Concejo Deliberante de Juana Koslay, María José Gómez, pues determinó que era injerencia del Poder Ejecutivo, por lo que los vecinos se dirigieron a las oficinas de la Municipalidad. Desde allí, fueron derivados a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Gobierno de la provincia. Pero en toda denuncia hay un señalado; en este caso ¿quién es? Todavía no hay una respuesta precisa.
Las narices apuntan… ¿a dónde?
En la localidad de Daniel Donovan, perteneciente al municipio de Juana Koslay y ubicado al sur del departamento Pueyrredón, hay cinco establecimientos de engorde a corral declarados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), pero sólo uno ha sido acusado: ‘La Nelly’.
El campo fue adquirido en el año 2003 por Julio César Melchor y Daniel César Melchor, ambos empresarios matarifes de la provincia de Mendoza. El lugar está a nombre de la empresa Frigorífico San Javier S.A. y cuenta con 26 corrales en total, 21 para el engorde, dos de enfermería y tres de recepción; los mismos ocupan un área de más de 10 hectáreas. Cada corral tiene una capacidad máxima de entre 280-300 cabezas de bovinos, según confirmó el encargado del establecimiento, Abel Tudela. La faena se lleva a cabo en la “tierra del sol y el buen vino”.
En este tipo de actividad productiva se desarrolla el engorde de terneros, los cuales ingresan a los corrales pesando 180 kg, y en un lapso de 120 días se procura que alcancen un kilaje que ronde entre los 320-380 kg.
La reglamentación para habilitar feedlots es responsabilidad de la administración pública nacional, provincial y municipal. En este sentido, en la provincia de San Luis, el Ministerio de Producción estableció en el año 2008, a través de la Resolución N° 04-PCSYF-2008, la creación del Registro de los Sistemas Intensivos de Producción Animal – Engorde a Corral (feedlots); designó al Programa de Control Sanitario y Fiscal (Cosafi) como autoridad de aplicación y fijó las pautas para la instalación de este tipo de lugares. Algunos de los requerimientos son: “estar a una distancia no inferior a los 10 km de zonas urbanas y suburbanas”; no instalarse a una distancia inferior a los 2 km de vertientes de agua, ni a menos de 1 km de rutas nacionales, provinciales y caminos de tránsito.
Entre los corrales de ‘La Nelly’ y la entrada a Juana Koslay hay una distancia cercana a 8 km, no obstante, por una cuestión de metros, el feedlot no forma parte del ejido municipal koslayense. Es por esto que las problemáticas que ocurren en este punto geográfico, incluyendo los olores nauseabundos son, en principio, responsabilidad del Gobierno provincial.
El campo ‘La Nelly’ se encuentra ubicado fuera del ejido municipal de la ciudad de San Luis y de Juana Koslay. Fuente: Ministerio de Defensa de la República Argentina.
El equipo periodístico acudió a las oficinas de la Municipalidad de Juana Koslay para consultar el estado de los reclamos vecinales. Desde un primer momento se afirmó que el municipio actuó “en tiempo y forma” y que la oficina de Bromatología había realizado inspecciones en ‘La Nelly’, sin embargo, el pedido para acceder a los informes de estas supuestas inspecciones nunca fue respondido.
Ante la insistencia por obtener datos sobre el accionar de la municipalidad, desde el Programa de Asesoría Legal, Técnica y Vínculo Legislativo finalmente se confirmó por vía telefónica y a través del envío de una ordenanza que ‘La Nelly’ se ubica fuera de los límites del municipio. Por ende, el reclamo jamás fue resuelto por las autoridades de Juana Koslay, al no ser de su competencia.
Entonces… ¿Quién se hace cargo?
A mediados de enero de 2024, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable inició las inspecciones en ‘La Nelly’ para identificar su implicancia en la emisión de los olores denunciados por los vecinos. Para ello se tomaron muestras de agua, aire y suelo, y se determinó que la empresa Frigorífico San Javier S.A. no cumplía con los requisitos como certificados de aptitud ambiental, un adecuado tratamiento de efluentes líquidos, cortinas forestales y permisos de uso de agua cruda. También se observó que no atendían a la Resolución N° 17 PFyCA-2018, la cual provee adhesión provincial a la Ley Nacional N° 24.051 de Residuos Peligrosos, ya que se observó acopio de residuos urbanos en las zonas lindantes a las fosas de cadáveres.
En febrero, la empresa redactó un plan de trabajo, en el que se explicó lo siguiente: “La limpieza de corrales se realiza a demanda y se reusa en el mismo feedlot para tapar pozos y arreglar calles (…)”.
Entre los avances expuestos en el informe de inspección del mes de febrero el Área de Gestión y Vinculación Ambiental identificó la adecuación de la veterinaria para el manejo de residuos patológicos; la limpieza y nivelación de corrales y la colocación y avance de la cortina forestal. Por su parte, el Laboratorio Ecochem S.A., contratado por la empresa, monitoreó las condiciones del agua, aire y suelo.
Para el mes de abril, comenzaron las obras de saneamiento ambiental a los fines de remediar la situación; esto incluyó la limpieza de los corrales y la construcción de una pileta de efluentes. También se planificó un sistema de drenaje para que los residuos (líquidos y sólidos) desemboquen en la pileta.
Durante la inspección de junio, la Secretaría informó sobre acumulación de estiércol y barro en los dos corrales de enfermería y uno de engorde. También se observó un 40% de avance en las obras de una pileta decantadora de efluentes, cuya construcción culminaría en un plazo de 15 días, según el encargado del establecimiento. Esto no sucedió así, ya que en las inspecciones de agosto se relevó nuevamente el estado de la obra, el cual evidenciaba un 80% de avance.
Los reproches por parte de la Secretaría y las consecuentes acciones tomadas por la empresa no fueron suficientes para menguar los fuertes olores. Por el contrario, hubo una nueva oleada de reclamos que ya no eran presentados por medio de notas formales, sino que eran dirigidos al correo electrónico del secretario de Ambiente, Federico Javier Cacace y del jefe del Área de Monitoreo, Control y Fiscalización Ambiental, Alex Simioli.
Ejemplo de ello es el testimonio de Paula Serena Fiol, licenciada en Análisis Ambiental en la Universidad Nacional de San Martín, quien se comunicó con Cacace para ponerse a disposición de la Secretaría, con el fin de buscar, junto a otros técnicos ambientales, una solución a la problemática, como una colaboración ad honorem. Durante un intercambio por correo electrónico, el secretario de Ambiente le indicó a Serena que se contactara con Simioli. De igual manera, sus mensajes fueron ignorados.
A los demás denunciantes, los funcionarios del Gobierno provincial les respondieron que se estaban ocupando de la situación e, incluso, el secretario de Ambiente remarcó que habían “suscrito a un convenio con un instituto universitario a los efectos de la realización de un análisis de la calidad del aire”. Por su parte, Simioli indicó que habían surgido nuevos requerimientos, que serían notificados a la empresa.
Desde el banquillo de los acusados se dice…
Según el encargado de ‘La Nelly’, Abel Tudela, la empresa está “en el ojo de la tormenta”, pues es la que se encuentra más cercana al ámbito urbano y tiene el mayor volumen de producción de la zona; estas condiciones la convierten en un blanco fácil. Tudela también confirmó que asiste a reuniones semanales en la Casa de Gobierno, convocadas por la Secretaría, pero que allí no ha visto a ningún otro productor. Sumado a esto destacó que hay alrededor de 60 feedlots en la provincia, muchos de ellos no fiscalizados y que son posibles focos de emisión de olores.
Tudela cree que los malos olores provienen de las piletas de oxidación de Juana Koslay, las cuales se sitúan a casi 5 km de la entrada a dicho municipio. Él defiende la inocencia de la empresa al explicar cuáles fueron las acciones que se tomaron ante las disposiciones de la Secretaría, por ejemplo, la construcción de la pileta de efluentes y la disminución en la entrada de hacienda. Los corrales se limpian una vez por mes, luego que la Secretaría exigiera que esta tarea debía hacerse más asiduamente. Para Tudela, esto podría ser contraproducente debido a que el movimiento de los animales supone una significativa pérdida en su peso, por lo que se extenderían los plazos de engorde.



Imágenes tomadas del feedlot ‘La Nelly’. Fuente: Elaboración propia.
Resultados dudosos, silencios sospechosos
En febrero y a pedido de la Secretaría, Frigorífico San Javier contrató al laboratorio Ecochem S.A para que realizara un análisis de muestras de agua, aire y suelo. En el informe, respecto a la muestra de agua, Ecochem determina que se cumple con los parámetros del Decreto 2092/2006 de Residuos Peligrosos, aunque esta conclusión no figura en las muestras de aire, ni suelo. También cabe señalar que, en algunos compuestos como dióxido de azufre, dióxido de carbono y en aspectos como los materiales particulados en suspensión, no se consignan los rangos permitidos en relación con los valores.
En diálogo con Andrea Videla, bióloga e investigadora de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), identificó que los niveles de fosfato y nitrato en el suelo no se han medido. Según Videla, la presencia desmesurada de estos compuestos podría indicar contenido de proteínas, las cuales generan olor al momento de la descomposición. También agregó que los valores del amoníaco en el aire son demasiado bajos para un establecimiento de explotación ganadera.
En este punto es importante destacar que una parte del personal de la empresa no ha manifestado disposición para dar su testimonio. Por ejemplo, Sandra Ceballos, técnica en Gestión y Análisis Ambiental, no accedió al pedido de una entrevista exclusiva. Por su parte, en un primer momento, el asesor Ramiro Hugo Gonçalvez, accedió a la propuesta de ser entrevistado, pero con la condición de que el equipo periodístico estuviese acompañado por un “doctor en Ambiente”. A su vez, adelantó que a la entrevista asistirían Sandra Ceballos y Daniel Berro, director de Biodiversidad de la Secretaría de Ambiente, aunque no se explicó el motivo de la presencia de éste último. Si bien Gonçalvez aludió por mensaje de texto a algunos de los temas por los que fue consultado, el encuentro nunca se concretó.
Intimaciones, promesas y una subtrama institucional
El 6 de septiembre Álex Simioli brindó una conferencia de prensa en la que aseguró que en ‘La Nelly’ “se emiten compuestos azufrados y nitrogenados a la atmósfera”, por ello, la Secretaría, junto al Instituto de Investigación en Tecnología Química (Intequi) y el Instituto de Matemática Aplicada de San Luis (IMASL), se comprometió a presentar un Plan de Remediación para aplicar en la hectárea que ocupan los corrales.
En el informe de inspección del 28 de agosto se redactó lo siguiente: “INTEQUI e IMASL quienes estarían encargadas de un principio de realizar los distintos monitoreos de aire en el establecimiento ‘La Nelly’ y zonas aledañas, para determinar si los olores apreciados en esta ciudad provienen o no de este emprendimiento rural”.
Una fuente de Intequi reveló que este instituto no participará en la ejecución del Plan Integral de Remediación, debido a que no se especializan en el estudio de los gases o del material particulado que emiten los feedlots. Sin embargo, sí se comprometió a actuar como ente de control, una vez diseñado, presupuestado y puesto en marcha el Plan. A su vez, enviaron a la Secretaría un listado de empresas con las que se podría trabajar, puesto que cuentan con este campo de experticia.
Por su parte, desde el IMASL también se desmintió lo dicho en la conferencia de prensa, que posteriormente fue publicado por la Agencia de Noticias San Luis (ANSL), dado que la institución tampoco se involucrará en el armado del Plan ni cumplirá ningún rol en el monitoreo del mismo.


Imágenes del Instituto de Matemática Aplicada (derecha) y del Instituto de Investigación en Tecnología Química (izquierda). Fuentes: CONICET y UNSL Activa
En esa misma conferencia, Simioli hizo hincapié en que “en los años anteriores no se ha controlado la situación ambiental, y los residuos que generan los animales han acumulado capas en el suelo de una altura de 50 centímetros”. No obstante, en los informes de inspección no se especifican otros detalles como los tipos de compuestos que podría contener esta capa, cómo se la detectó, qué herramientas se utilizaron y qué soluciones se recomiendan.
Por otro lado, anunció que en conjunto con Senasa y Cosafi estipularon un plazo de 60 días para que la empresa entregue el estudio de impacto ambiental aprobado. De no ser así, se les prohibiría el ingreso de hacienda en el establecimiento.
Emilio Parnisari, médico veterinario y encargado del Senasa en el departamento Pueyrredón, estuvo presente en una de las inspecciones y se refirió al olor como una “cuestión subjetiva”, incomprobable sin la realización de estudios científicos. Sobre la acusación contra el feedlot ‘La Nelly’, expresó que en las inspecciones no hallaron cúmulos de estiércol, encharcamientos ni hacinamiento de la hacienda.
Daniel Boiero, director de Cosafi, también acudió a dicha inspección en representación del organismo, dado que la empresa actualmente no cuenta con la habilitación del Ministerio de Desarrollo Productivo. En este sentido, Boiero explicó que la falta de autorización por parte de Cosafi se debe a que ‘La Nelly’ todavía no posee la certificación ambiental indispensable para cualquier habilitación provincial. Por ende, esta entidad fiscalizadora no puede actuar antes que la Secretaría de Ambiente.

Álex Simioli, Jefe de Área Monitoreo, Control y Fiscalización Ambiental, en su conferencia del día 6 de septiembre de 2024. Fuente: Agencia de Noticias San Luis.
La voz oficial
En una entrevista, Simioli expuso que, en base a estudios de consultoras ambientales e investigaciones realizadas en otras provincias, se determinó que los olores percibidos provienen de compuestos liberados por los animales como residuos por la fermentación de su alimentación. Según detalló, los principales compuestos químicos responsables del olor son las aminas, el amoníaco, y el sulfuro de hidrógeno. Asimismo, Simioli explicó que cuando las temperaturas superan los 15°C o 20°C, estos compuestos pasan de estar en fase líquida a vapor, lo que facilita que el viento transporte esta masa de aire desde los corrales hacia las ciudades.
Aunque, en palabras de Simioli: “esto es una hipótesis, aún no tenemos un estudio cierto que nos diga estos compuestos están presentes en este lugar y a tal concentración (…)”, desde la Secretaría, no se han identificado a otros establecimientos de engorde a corral como focos de emisión debido a las distancias y la cantidad de animales, que según su análisis “no generan un residuo que pueda generar una masa de aire que llegue a la ciudad y sea un aporte más a los residuos que ya vienen del feedlot de Donovan”.
Aun cuando en reiteradas ocasiones sostuvo que se estaba trabajando en conjunto con el laboratorio de medidas ambientales del Intequi, al ser consultado sobre la resolución que formaliza dicho convenio, aclaró que existe un acuerdo específico con la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQBYF) de la UNSL, que permitirá a los estudiantes hacer pasantías en laboratorios que todavía no han sido creados. Con ello confirmó que no existe ningún convenio con el Intequi.
En la conferencia de septiembre, Simioli adelantó que también se estaba trabajando en el armado de una normativa para regular la emanación de gases, puesto que “la provincia nunca ha hecho un trabajo sobre legislación de emisiones atmosféricas”.
Bajo la letra de la ley
Ante este anuncio se consultó al diputado provincial y presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Javier Ricardo Giménez, si el problema por los olores había llegado a los oídos y narices del Poder Legislativo. Durante una breve entrevista, Giménez contestó que no estaba al tanto de la problemática, que los reclamos vecinales no habían ingresado a la comisión y que desconocía si en San Luis ya existe una ley que trate la calidad del aire.
La provincia de San Luis sí cuenta con normativas que atienden a la preservación de la calidad del aire. Por mencionar algunos ejemplos; la Ley N° IX-0876-2013 de Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental, complementaria con la Ley Nacional N° 25.675 de Política Ambiental Nacional, establece los parámetros mínimos de protección ambiental a los que deberán ajustarse los procedimientos de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) que se realicen en todo el territorio de la Provincia. También existe la Ley Nacional Nº 20.284 de Plan de prevención de situaciones críticas de contaminación atmosféricas, promulgada en 1973. La Provincia adhirió a esta normativa en el año 2004, aunque dicha conformidad fue derogada en 2013.
El olor no tiene dueño, ni nombre
El equipo periodístico encuestó a 336 habitantes de distintas localidades como la Ciudad de San Luis, Juana Koslay, Potrero de los Funes, El Volcán y La Punta, quienes coincidieron en un 96.7% que efectivamente perciben los malos olores y un 74.2% respondió que la intensidad es “fuerte”. Pese a esto, las respuestas sobre la naturaleza de los olores distan entre sí, pues el 59.5% asocia los olores con el estiércol, mientras que el 30.1% determina que el olor proviene de las cloacas. El 10.4% restante menciona distintos tipos de olor (orina, gas, combustión fabril, maíz mojado, etc.).
336 personas de distintas localidades del departamento Juan Martín de Pueyrredón fueron encuestadas. Fuente: Encuesta de elaboración propia.
Antonio Mangione, coordinador del Programa Institucional Transdisciplinario Socioambiental (PITSA) de la UNSL, informó que han recibido denuncias de los vecinos por olores nauseabundos y explicó la dificultad que supone georreferenciar los reclamos en la cartografía de conflictos socioambientales, debido a que la percepción de los olores no indica directamente el punto de origen.
La geógrafa, Elina Leonheart, quien pertenece al Instituto de Formación Docente Continua (IFDC), detectó más de 40 posibles focos de emisión a los que se le puede atribuir la problemática de los olores, como los feedlots, reservorios de agua en estado de putrefacción y piletas de decantación.
Posibles focos de emisión de contaminantes que se encuentran cerca de los centros urbanos. Fuente: Imagen satelital tomada de Google Earth.
También indicó que la dirección de los vientos es un factor relevante: “la localización geográfica que tiene la provincia de San Luis está totalmente expuesta a los vientos que vienen del sur (…). Además, tenemos viento norte, noroeste y tenemos una entrada de viento sureste que proviene de Buenos Aires”. En suma, precisó que los olores se pueden explicar por los vientos, pues este feedlot y algunos otros establecimientos están dispuestos en forma de semicírculo, justo en dirección de las ráfagas del viento sudeste. Es por esto que lo que se percibe en las ciudades depende de los elementos contaminantes y las actividades productivas que las rodean.
Feedlots ubicados en dirección al viento sudeste. Fuente: Imagen satelital tomada de Google Earth.
Otro rasgo que destacó Leonhart es la importancia en la gestión de residuos y el tratamiento de efluentes en los emprendimientos de engorde a corral. De modo que los olores no dependen de la cantidad de animales, sino de la calidad de las medidas de saneamiento que las empresas llevan a cabo.
Respecto a la idea que Abel Tudela, encargado de ‘La Nelly’, tiene acerca de las piletas de decantación de Juana Koslay como posibles focos de contaminación odorífera, Leonheart considera que están bien ubicadas al sudoeste, entonces es difícil que el viento corra en esa dirección y traslade los olores.
Subjetividades nasales y sus efectos en la salud
Sobre los efectos de los olores nauseabundos en la salud, Marcelo Riera, médico especializado en medicina Familiar, General y Parasitología, manifestó que siguiendo las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de los malos olores relacionados a los feedlots y también a los afluentes cloacales, sólo es posible determinar síntomas inespecíficos, es decir, no se describe ninguna enfermedad específica vinculada a esta problemática. En esta línea, la sintomatología que puede vislumbrarse puede abarcar “desde un estado de mal humor de la persona, hasta un dolor de cabeza”.
También pueden aparecer otro tipo de afecciones como la irritabilidad en las vías aéreas que podría presentarse como una mucosidad acuosa. Asimismo, resaltó que si bien los olores nauseabundos o intensos no pueden provocar enfermedades, sí pueden funcionar como disparador en personas que ya traen una enfermedad de base; este es el caso de la migraña.
En relación a esto, Riera enfatizó que los habitantes que padecen alguna enfermedad asociada con la alergia, principalmente con la rinitis, pueden ser susceptibles a desarrollar una mayor sintomatología. Por ello, recomendó que evitaran la exposición a este tipo de olores y priorizaran los lugares cerrados para que estos les sirvan de barrera.
Por otro lado, aclaró que no está descrito en la literatura médica que los pacientes con patologías respiratorias más bajas, como los asmáticos, puedan sufrir una crisis o un empeoramiento de la patología si se exponen a un mal olor.
En la encuesta realizada por el equipo periodístico, el 17.5% de los consultados asegura haber padecido problemas de salud desencadenados por los malos olores, mientras que el 30,1% desconoce si sus afecciones están relacionadas con esta problemática. En contraparte, el 52,4% afirmó no haber tenido ningún síntoma. Entre los principales síntomas están los problemas respiratorios con 51,3%; irritación de garganta con 29,5% y dolor de cabeza con 19,2%.
Principales afecciones señaladas por los encuestados. Fuente: encuesta de elaboración propia.
Los malos olores que no tienen fin
Con el plazo de 60 días cumplidos y sin los requisitos completos, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, junto a Senasa, suspendió el ingreso de hacienda al feedlot ‘La Nelly’ hasta que Frigorífico San Javier S.A presente la auditoría y obtenga el certificado de aptitud ambiental. Con esta medida, la cantidad de ganado se reduciría un 50% para diciembre, mientras que en enero ya se habría faenado la gran mayoría.
Respecto a la decisión, Simioli aseguró que los principales requerimientos, como la pileta y la canalización hacia la misma, no fueron finalizados. En el caso particular de la pileta, no sólo fue hecha a nivel de los corrales, sino que aún falta la cuarta pared que contenga los efluentes. Además, aseveró que dicha obra no fue realizada por “personas idóneas”. Mientras que, la canalización no cumple su función pues los compuestos líquidos no llegan a destino.
Aunque se prohibió el ingreso de hacienda, la puerta de paso de los olores permanece abierta.
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